Día de ayuno y reflexión instituido en recuerdo a la ruptura de las murallas de Jerusalen en dos oportunidades que
llevaron a la destrucción del Templo: El primero, por Nebujadnesar de Babilonia, el 9 de Ab de 423 A.E.C. El segundo, por Tito del Imperio Romano, el 9 de Ab del año 68.

Día más triste del calendario que se estableció para ayuno y reflexión. En esta fecha fueron destruidos los dos templos de Jerusalén; el primero por los babilonios en el año 423 A.E.C., el segundo por los romanos en el año 68 E.C., consecuente
exilio y diáspora judía.

En esta fecha, cuando los judíos llevaban dos generaciones habitando la tierra de Israel, fue levantada una restricción que existió en la primera generación de hebreos que entró a la tierra, la cual consistía en la prohibición para una mujer
que había heredado tierras tribales de su padre, de casarse con alguien que no fuera de su tribu, para evitar el traspaso de su hacienda a la tribu de su esposo. El levantamiento de la restricción fue considerado por las autoridades halájicas causa de celebración y festividad. Por otra parte, en la época del segundo Templo, las jóvenes solteras de Iehudá salían a los viñedos a danzar, todas vestidas de blanco (para que no distinguieran su situación social ni familiar ni económica), y los jóvenes en edad de casarse iban a su encuentro.