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Rabino Isaac Sacca. La conexión histórica del pueblo judío con la Tierra de Israel

Nota publicada por AJN el 4 de mayo de 2022

Históricamente el anhelo por retornar a la tierra prometida es un sentimiento que prevaleció en el espíritu del judaísmo desde sus tiempos más remotos. Este sentimiento también es un precepto judío bíblico, desde la época en que Moisés liberó al pueblo de Israel del yugo Faraónico para dirigirse hacia la tierra que mana leche y miel.

El pueblo judío comenzó a asentarse en la Tierra de Israel durante el liderazgo de Josué y alcanzó su apogeo con los reinados de David y Salomón. Cuando los judíos fueron desterrados por Nabuconodosor, rey de Babel, mantuvieron la esperanza y el anhelo de volver a su patria. Lo lograron con los auspicios de Ciro el Grande, rey de Persia, y con la conducción religiosa de los profetas Zorobabel, Nehemías y Esdras. Luego fueron desterrados por segunda vez por Vespasiano, emperador de Roma, y durante miles de años de exilio siguieron rezando por el retorno a Sión.

Los Sabios fomentaban en el pueblo el deseo de volver a la tierra de Dios, y pregonaban la ayuda para los residentes de Israel para que no se interrumpa la población judía en Israel. En el curso de las generaciones sucesivas, los anhelos de redención y la nostalgia de la Tierra Santa atrajeron al pueblo judío a la Tierra de Israel, hacia donde se dirigían en forma individual o en familia, estimulados por un sentimiento netamente religioso. Cada grupo de inmigrantes despertaba de nuevo el nostálgico deseo que ejercía profundos sentimientos de un retorno a la tierra. Desde siempre, los inspirados en volver a la tierra fueron los judíos que permanecían adheridos a las tradiciones judías milenarias. Así, importantes inmigraciones mantuvieron el espíritu de retorno a la tierra santa desde los tiempos más remotos durante toda la Edad Antigua y Media. En la Modernidad, el sionismo dio expresión política a este anhelo de retorno.

El Estado de Israel y la misión del pueblo judío

El Estado de Israel ya es una realidad. Luego de años de lucha política, diplomática, ideológica, cultural y militar, el pueblo judío tiene un Estado propio, como le corresponde a todas las naciones del mundo. Sin embargo, ahora que se ha solucionado el problema de dónde vivir, la cuestión es para qué seguir: ¿cómo llenar de contenido trascendental al moderno Estado judio? ¿Cómo revitalizar el ideal nacional judío en un nuevo contexto histórico?

El judaísmo siempre anheló retornar a la Tierra de Israel por un objetivo trascendente: cumplir la Voluntad Divina, transmitida a través de la Torá, y difundir los valores eternos de bondad y solidaridad a la humanidad. La Tierra de Israel debe seguir representando lo mismo que hace miles de años: un centro espiritual para vivir según la revelación de Dios en su plenitud y transmitir su mensaje ético y humanitario a las naciones.

El Creador se reveló por primera vez a los descendientes de Abraham y los transformó en una nación cuando les entregó la Torá, en la vasta aridez del desierto. Dios entregó Su Torá antes que el pueblo ingresara a la tierra para enseñar que la existencia no depende de la tierra sino de su apego a Su Torá, y es la Torá el motivo por el que debe existir. Practicando la revelación de Dios se moviliza a la sociedad civil hacia los valores duraderos y estables que promueve la tradición judía: la justicia, la rectitud, la moral y la dignidad humana.

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