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Pésaj, Matzá y Maror: El secreto para descubrir la verdad

  • Nota publicada en La Página Judía el 14 de abril de 2022

Gran Rabino Isaac Sacca

Hay tres elementos centrales en el Séder de Pésaj: la ofrenda de Pésaj, la Matzá y el Maror. ¿Qué significado tienen y qué relación tienen con nuestra vida?

Para incorporar un conocimiento positivo, que lleve a una vida exitosa y feliz, es necesario evitar tres obstáculos que bloquean su asimilación.

El primero es la falta de un intelecto sano, que predisponga a una amplitud mental para escuchar ideas ajenas a las establecidas con anterioridad en nuestro caudal intelectual. El prejuicio es la base de muchos de nuestros errores. Quién a causa de su estrechez mental, no tiene la capacidad para retractarse de la mentira, porque se acostumbró a ella y fue educado con ella, por más que alguien quiera enseñarle lo correcto, nunca lo escuchará. Poder abrirse a ideas nuevas es un signo de madurez intelectual.

El segundo es la falta de moral y buenas cualidades. Por su soberbia yegocentrismola persona no puede tener la humildad para predisponerse a escuchar o analizar una idea. “¿Quién es ése para venir a enseñarme algo?”, piensa el soberbio. Estar dispuesto a reconocer los errores propios es la única manera de mejorar nuestra vida.

El tercero es el problema de las emociones desequilibradas. Aun con amplitud mental y buenas cualidades, si la persona está deprimida no podrá encarar el alcance del conocimiento adecuadamente. Alcanzar el equilibrio emocional y saber pedir ayuda de ser necesario es un paso importante en el crecimiento personal de cada uno.

El vicio intelectual, el moral y el emocional son los tres vicios que impiden a la persona acceder a una vida correcta.

La ofrenda del cordero de Pésaj (que debería realizarse si aún existiera el Gran Templo de Jerusalem) representa la capacidad para romper los prejuicios y abrir la mente al análisis, el diálogo, el estudio y el descubrimiento, tal como lo hizo el primer patriarca, Abraham. Los hebreos creían que el cordero era un dios, pero al degollarlo y comerlo, consiguieron mitigar la creencia establecida desde hacía siglos en sus tradiciones, y se predispusieron a analizar otras ideas.

La Matzá representa las virtudes morales que se basan en la humildad, es decir, una concepción y un análisis verdadero del yo, sin agregados superfluos ni accesorios. Lo leudado representa la exageración, el sobredimensionamiento y la distorsión de la condición humana que hace caer en la soberbia y el vicio. La Matzá, pan ácimo sin leudar, representa la antítesis del ego: la humildad, base de las virtudes morales.

El Maror representa la capacidad para superar un momento difícil sin caer en crisis emocionales, recordando que hay momentos complejos en la vida que, por más duros que sean, luego pasan y la situación mejora. Por eso se comen hierbas amargas (Maror) para recordar la amargura del sometimiento del faraón, y que, pese a ello, la vida continuó y la opresión terminó.

Sólo después de comer y hacer la ofrenda de Pésaj, los hebreos salieron a la libertad, preparados para recibir la ley de Di’s, la Torá, y decidir si aceptarla o no. Lo hicieron sin prejuicios ideológicos ni vicios morales y emocionales que les impidieran acceder a ella.