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El rol de las religiones en la prevención del castigo como medio de disciplina para los niños y niñas

El Gran Rabino Isaac Sacca fue convocado a participar de una mesa redonda a cargo de Religiones por la Paz América Latina y el Caribe, en alianza con UNICEF, en donde participaron doce líderes y representantes religiosos y espirituales, para conversar acerca de: “El rol de las religiones en la prevención del castigo corporal como medio de disciplina para los niños y niñas”.

Se abordaron diversas temáticas relacionadas con la violencia infantil: educación, tipos de violencia, mea culpa, nuevas hermenéuticas, el significado de religión y la paternidad/maternidad, entre otros temas.

«El problema de la agresión en el ámbito de la educación, ya sea física, emocional o psicológica, no es un problema que proviene de la religión. Es un problema que proviene de los errores humanos», destacó Sacca.

Debemos retomar y redescubrir cómo la religión promueve el vínculo familiar, educativo y comunitario en los jóvenes a través del afecto, el amor y la guía.

En la religión judía, en todos los textos sagrados, no existe ningún caso de un padre, maestro, rabino o profeta que castigue física o psicológicamente a sus discípulos. Al contrario, se muestra constantemente un afecto, un camino y una preocupación. Esto está escrito en el capítulo del Shemá Israel, donde se pondera el mecanismo de la convivencia y el diálogo con los hijos por medio del amor para educar y no la agresión. Más allá de ello, agredir es una prohibición bíblica: solo se puede castigar a alguien por un delito cometido luego de un juicio, en el marco de los procedimientos legales correspondientes (Deuteronomio 25:3); de allí los rabinos extraen la prohibición de dañar a cualquier persona fuera de ese ámbito muy restringido (Mishné Torá, Hiljot Jobel uMazik 5:1). Esto no es diferente en los ámbitos educativos. Poner orden y disciplina es correcto; pero agredir está prohibido y es contraproducente.

Debemos retomar y redescubrir cómo la religión promueve el vínculo familiar, educativo y comunitario en los jóvenes a través del afecto, el amor y la guía.