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Sucot y Kohélet: ¿cuál es el sentido de la vida?

Muchas personas tienen la costumbre de leer el libro de Kohélet (Eclesiastés) durante la festividad de Sucot. ¿Cuál es la relación entre este libro y esta fiesta?

Para comprender esta conexión, recordemos que hay cinco Meguilot («Rollos»), que son relatos cortos incluidos en la sección de Ketubim (Escritos o Hagiógrafos) del Tanaj (Biblia Hebrea). Estos cinco rollos son Meguilat Esther (Rollo de Esther), Ejá (Lamentaciones), Shir HaShirim (Cantar de los Cantares), Meguilat Ruth (Libro de Ruth) y Kohélet (Eclesiastés). A su vez, cada uno de estos cinco rollos está relacionado con cinco días de recordación y/o fiesta en el calendario hebreo: Meguilat Esther narra la historia de Purim; Shir HaShirim es una metáfora del amor entre Dios y el pueblo judío, expresado en la milagrosa salida de Egipto que recordamos en Pésaj; Meguilat Ruth es el relato de la conversión de Ruth al judaísmo, que es un reflejo de la conversión del pueblo de Israel en la revelación Divina en el monte Sinaí, que recordamos en Shabuot; Ejá (Lamentaciones) narra poéticamente la destrucción del Bet Hamikdash (Gran Templo de Jerusalén), que lloramos y rememoramos el 9 de Ab. Sin embargo, la conexión entre Kohélet y Sucot es menos evidente.

Kohélet es un libro complejo: parece ser el más escéptico y crítico de toda la Biblia Hebrea. Su tono e ideas son tan desafiantes que los Sabios judíos discutieron si debía ser incluido en el canon Bíblico (Talmud Bablí, Shabat 30a). En pocas palabras, Kohelet es el fluir de la conciencia del Rey Salomón, el escritor, que se contradice una y otra vez en busca del sentido de la vida. Encuentra incesantemente que todo es vanidad: ni las riquezas materiales, ni la inteligencia, ni el placer, ni el poder son el objetivo de la vida. En busca de un orden y un sentido, reniega de todo aquello que las personas normalmente consideran el objetivo de la vida, o lo más importante en este mundo. Llega incluso a cuestionar la recompensa y el castigo, no con la idea de negarlos sino de relativizar su importancia. Después de todo, no deberíamos hacer el bien por miedo a un castigo o para ganarnos un premio, sino porque es lo correcto y noble.

Kohélet genera una sensación de incomodidad e inseguridad en el lector: constantemente pone en cuestionamiento las ideas y prejuicios de quien lo lee. Parece que el Rey Salomón quiere despertar al lector y hacerle ver que aquello que valora no es lo único que realmente importa en este mundo.

Por ello, la conexión con Sucot. En este día, salimos de nuestro confortable hogar y vamos a habitar en la Sucá, un hogar transitorio, sin lujos ni comodidades. Comemos y dormimos en una choza sin lujos para sentir algo de inseguridad e incertidumbre. La idea es que nos demos cuenta que mucho de lo que valoramos es transitorio y efímero. Estas sensaciones nos llevan a relativizar las riquezas materiales, la inteligencia, el placer y el poder. Nos hacen cambiar el foco y empezar a valorar otras cosas más intangibles e importantes.
La llave para entender a Kohélet son sus palabras finales: «¡El epílogo! Todo se entiende: al Todopoderoso has de reverenciar y Sus preceptos has de cuidar, ya que esto es toda la persona». Cuando nos enfocamos en hacer el bien, entonces todo el resto de nuestra vida cobra sentido.