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Sucot: la verdadera felicidad

Sucot es la fiesta de las cabañas. Durante siete días, todas las actividades principales de la familia no se realizan en la casa sino en la sucá, que es una especie de cabaña o choza.

Esta festividad coincide con la época del año en la que, en el hemisferio norte, se recolecta la cosecha agrícola y se la almacena en los depósitos de los graneros.

Cuando la persona tiene los depósitos llenos, se siente es un estado de saciedad y hartazgo: está expuesta al orgullo y la soberbia porque se siente autosuficiente.

Por ello, el precepto más importante de Sucot es salir de la casa e instalarse en una cabaña precaria y frágil. El objetivo es contrarrestar la posible soberbia inherente a la abundancia: al habitar un hogar temporal que está expuesto a las lluvias, el viento y otros fenómenos naturales, la persona se da cuenta que hay muchos factores que no dependen de ella sino de Dios.

De esta manera, la persona puede evitar una confusión usual: pensar que la posesión de bienes y la opulencia material llevan a la felicidad. Sin embargo, ni el lujo ni la ostentación están relacionados con la felicidad genuina, que en realidad no depende de ningún factor externo.

Sucot nos transmite la siguiente enseñanza: la felicidad no se alcanza con la adquisición de bienes sino con la adquisición de valores nobles y éticos.