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¿Los milagros nos unen a Dios?

Dos grandes fiestas conmemoran la liberación de los hebreos de Egipto: Jag HaMasot y Jag HaSucot. La primera es la fiesta de los panes ázimos y la otra, la fiesta de las cabañas.

La Torá estableció como símbolos de recordatorio central de tan milagrosa epopeya, las Masot, que es pan pobre sin leudar, y las Sucot, que son endebles cabañas de paja.

¿Cómo es posible que las únicas dos festividades en la que se manifiesta la grandeza de los milagros de Di-s, no contengan como centralidad los mismos y solo se destaque un alimento básico y una vivienda frágil, las Masot y las Sucot?

Lo que nos une con Di-s no son los milagros, sino una vida sincera, pura, sin ostentación ni vanagloria, que se centra en el corazón bondadoso de los que habitan y comen, sin importar dónde habitan o qué comen.