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Iom Ierushalaim

Día de conmemoración por el respeto a la justicia de los pueblos y rechazo al colonialismo

Jerusalén

Más allá del tema político sobre la nueva problemática del conflicto en Medio Oriente, que debe ser tratado para buscar una solución pacífica para todos los habitantes de esa zona, ignorar o tergiversar la historia tendenciosamente solo obstaculiza más la solución. Porque la solución pacífica entre las naciones surge cuando se habla con la verdad histórica.

Jerusalén es judía desde su existencia como ciudad, desde antes de la existencia del cristianismo y del islam, y es una ciudad donde se protegen las libertades como nunca antes había ocurrido. 

Los babilonios, encabezados por Nabucodonosor, la saquearon y se la arrebataron a los hebreos en el año 587 A.E.C. Allí el pueblo hebreo comenzó su exilio por la fuerza de sus expulsores. Luego los persas se la arrebataron a los babilonios y posteriormente Alejandro Magno a los persas en el 332 A.E.C.  

Los hebreos, bajo el mando de Iojanán el Jashmoneo, recuperaron Jerusalén y se instituyó desde entonces la festividad de Janucá. En el año 68 A.E.C., Pompeyo el Grande la conquistó para Roma, y en 68 D.C. Vespasiano, el emperador, a través de su hijo Tito, destruyó el Gran Templo de Jerusalén y arrasó la ciudad.

Todo eso ocurrió mientras aún no existía nadie que tuviera una relación histórica con Jerusalén; no existía aún el cristianismo ni el islam, ni ninguna nación que la reclamara como propia.

La usurpación de Jerusalén durante milenios fue producto de la ley del más fuerte por sobre la soberanía y el derecho de cada pueblo nativo a su propia tierra. ¿Acaso alguien pone en duda el derecho de los ingleses sobre Londres o de los egipcios sobre El Cairo, o de los franceses sobre París?

Recordar la historia de Jerusalén es defender los derechos y las libertades de los pueblos.  

La unificación de Jerusalén proclama esos derechos y libertades.

Hoy Jerusalén está en manos de sus auténticos herederos y es libre para todos.

Por el Gran Rabino Isaac Sacca