algo7376

Dime cuánto te esfuerzas y te diré qué tan grande será tu logro

¿Por qué el pueblo de Israel no recibió la Torá inmediatamente luego de la gloriosa salida de Egipto? ¿Por qué contamos los 49 días del Ómer entre Pésaj y Shabuot? 

En Pésaj rememoramos la salida de Egipto, recreando esos eventos en la noche del Séder; en Shabuot recordamos la entrega de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí, estudiando Torá toda la noche para recibirla de manera plena. Entre esas dos festividades, transcurren los días del Ómer, que enumeramos uno tras otro, contando cada día con su bendición correspondiente. 

La idea detrás de esto puede sonar simple, pero es un pilar que puede transformar positivamente nuestra vida: los procesos son importantes. Entre la salida de Egipto y la entrega de la Torá tiene que transcurrir el periodo de tiempo suficiente para que el pueblo de Israel se libere de las ataduras físicas, psicológicas y culturales que le imponía la esclavitud. 

Todo proceso exige tiempo. El tiempo exige paciencia. La paciencia exige esfuerzo. Los atajos pueden ser tentadores pero no conllevan resultados perdurables. El camino hacia el objetivo puede y debe ser tan importante como el objetivo mismo. La forma de alcanzar un fin determinado influye inexorablemente en el resultado. 

En una sociedad acostumbrada a la inmediatez, que solo busca el éxito instantáneo, debemos rescatar el valor del esfuerzo y la paciencia: disfrutar y aprovechar el camino, y no solo enfocarse en el resultado. Si comprendemos que el esfuerzo es parte de la finalidad misma, si logramos internalizar que todo proceso necesita de un tiempo de maduración, lograremos llevar una vida más auténtica y feliz.