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17 de Tamuz: el objetivo de los ayunos en el judaísmo

Los Sabios decretaron ayunar el 17 de Tamuz en recuerdo de los trágicos sucesos ocurridos ese día. A partir de esta fecha, se suceden tres semanas de duelo, hasta el 9 de Ab.

Entre los distintos sucesos trágicos y angustiantes que ocurrieron el 17 de Tamuz, se destacan los siguientes:

  1. Se rompieron las primeras Tablas de la Ley.
  2. Se interrumpió la ofrenda Tamid (permanente diaria) del Bet Hamikdash (Gran Templo de Jerusalén).
  3. Los enemigos de Israel rodearon la muralla de Jerusalén en la época de la destrucción del segundo Bet Hamikdash.
  4. Apostomos, un general pagano, quemó la Torá.
  5. Se erigió un ídolo en el Ejal del Bet Hamikdash.

¿Por qué los judíos ayunamos en un momento angustiante? ¿Acaso Dios necesita que mortifiquemos nuestro cuerpo? ¿Qué logramos privándonos de comer y beber durante unas horas?

La clave para responder estas preguntas es comprender que el ayuno no es un fin en sí mismo, sino un medio para elevarnos. El objetivo es poder concentrarnos en lo realmente importante, dejando de lado lo superficial. Dios no necesita nuestro ayuno, pero nosotros necesitamos desapegarnos cada tanto de lo material para focalizar nuestra mente y reflexionar.

El eje del ayuno debería ser estas dos preguntas: ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Cómo puedo mejorar mi conducta para que refleje que soy un ser humano creado a Imagen Divina y amado por el Creador?

No ayunamos para sufrir, sino para abrir paso al análisis y la meditación. Una vez que encontremos nuestras fallas y nos propongamos corregirlas, entonces podremos decir que hemos cumplido el verdadero objetivo del ayuno.

La prueba definitiva de que los ayunos no son momentos de tristeza ni de mortificación, sino de elevación moral y espiritual la encontramos en un famoso pasaje del Mishné Torá. Maimónides finaliza su análisis de las leyes correspondientes a los cuatro ayunos (Som Guedaliá, 10 de Tebet, 17 de Tamuz y 9 de Ab) con las siguientes palabras:

«Todos estos ayunos serán cancelados en el futuro, en los días del Mesías. Y no solo eso, sino que serán días de Iom Tob (fiesta) y días de regocijo y alegría, como está dicho: Así dijo el Dios de las Huestes: el ayuno cuarto y el ayuno quinto y el ayuno séptimo y el ayuno décimo serán para la casa de Judea regocijo y alegría y días de fiesta, y la verdad y la paz amarán (Zejariá 8:19)» (Mishné Torá, Hiljot Taaniot 5:19).

De acá aprendemos que si amamos la verdad y la paz, y las buscamos con honestidad y pasión, entonces transformaremos esos días aparentemente tristes en días de fiesta. No hará falta el ayuno, porque el ayuno en sí no es un mérito. Incluso es pecado hacer sufrir al cuerpo, salvo cuando el efecto del daño es leve y, a su vez, motiva al ennoblecimiento moral.

El regocijo y la alegría real se encuentra en el crecimiento personal y colectivo a través del uso de las capacidades con las que nos dotó el Creador.