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La verdadera alegría de Purim

Purim es un día de festejo para toda la comunidad judía. ¿Qué significa realmente festejar? ¿Estar contento? ¿Estar feliz? Los Sabios dicen que estar feliz es saber que uno está haciendo lo que corresponde, lo correcto. Ese es el concepto de la felicidad.

En Purim leemos Meguilat Esther, en donde se nos relata la salvacion del pueblo judío de la amenaza de exterminio por parte del ministro persa Hamán, promovido con acusaciones falsas, y la reivindicación del pueblo judío como pueblo de bien ante la población del imperio Persa. 

Hamán y Mordejai, dos protagonistas de la historia, simbolizan dos interpretaciones sobre cómo conducirnos en la vida.

Hay gente que para saber si está procediendo correctamente se fija en los resultados. Por ejemplo, quien cría a su hijo y ve cómo creció y cómo resultó. Si resultó bien, piensa que obró bien; si resultó mal, lo contrario. 

Otros evalúan lo que están haciendo, no los resultados. Ese es el verdadero camino: analizar lo que está en nuestras manos hacer. Si yo hago las cosas bien, no tengo que revisar los resultados después. Tengo que estar tranquilo con mi conciencia de que actué correctamente.

A veces uno hizo algo correcto, y no resultó de acuerdo a lo esperado. Otras, uno procedió incorrectamente y el resultado fue positivo. Sin embargo, la Meguilá nos enseña que siempre hay una justicia Divina que todo lo corrige.

Hamán hacía sorteos, Purim. Analizaba y especulaba: “¿estaré haciendo bien o no?” No le importaba si era ético o no su accionar en el momento. Mordejai, en cambio, congregaba a los judíos para hacer la paz, para que se ayudaran entre sí, para que reflexionaran.

Los resultados dependen de Dios. Lo que está en nuestras manos es hacer lo que corresponde, y eso es lo que tenemos que festejar en Purim. Tenemos que estar felices porque sabemos que estamos haciendo lo correcto y eso es lo que Dios quiere de nosotros.